Astrid Bromuro, Cómo atomizar a los fantasmas

Hacía tiempo que quería hincarle el diente a un número de Astrid Bromuro. Sigo a su autor en Instagram, y su estilo de dibujo es muy atractivo. Tiene la suavidad de la animación y la elegancia del dibujo de moda. Así que cuando vimos el segundo volumen en la biblioteca, mi hija mayor y yo saltamos ante la oportunidad.

Astrid, la insufrible

Astrid Bromuro es una niña de la alta alcurnia. Es rica y mimada, vive en una casa donde martiriza al servicio y a sus padres. Hace lo que le viene en gana, vamos. En este contexto, en este volumen decide ir a un internado en el campo porque está cansada de la soledad que implica ser hija única. Llegará al un internado femenino de élite donde se dice que los fantasmas atormentan a las niñas que tienen malas notas.

Tengo sentimientos encontrados al reseñar esta obra. El planteamiento promete y el personaje puede dar mucho juego. No es la típica niña buena, es bastante egoísta y mandona. Pero al mismo tiempo tiene imaginación y puede ser divertida. Se pueden hacer unas historias de aventuras interesantes con esta especie de anti-héroe, sobretodo al contraponerla a otros personajes más positivos.

Sin embargo, no puedo evitar la sensación de que la historia de este álbum se queda coja, y que podía haber dado mucho mas. Dejando de lado lo inverosímil que una niña como Astrid quiera irse a un internado, todo resulta muy superficial. Sus compañeras y su relación con ellas están a penas definidas. No echa de menos su casa y los adultos tampoco son excesivamente interesantes. La historia de fantasmas tampoco parece que resuelva nada, y el cierre del álbum deja con una sensación extraña. El mensaje de la historia tampoco queda muy claro, ni sabes a dónde quiere llegar. Los mimbres están, pero la construcción resultante no ha resultado del todo interesante, ni para mí, ni para mi hija.

El punto fuerte de Astrid

En cuanto al aspecto gráfico, los dibujos y diseños de Fabrice Parme son inmejorables. Sin embargo, me ha sorprendido su composición. Tiene unas páginas muy cargadas de viñetas que no dan el espacio que merecen sus trazos. Creo que darle más “aire” y aumentar el número de páginas hubiese sido positivo. Además, a mi gusto, al color digital le falta algo de textura para acabar de poner en valor sus elegantes dibujos.

Quizás sea por unas expectativas demasiado elevadas, pero no puedo acabar recomendando este cómic. Al menos este volumen titulado “Cómo atomizar a los fantasmas”. Si encuentro otro número de la colección le echaré un ojo, quizás sea solo un bache, y tenga una sorpresa positiva con Astrid Bromuro.

Pros

• El elegante dibujo y diseño de personajes y entornos.

Contras

• El guión, aunque tiene conceptos interesantes, no me convence.